jueves, 14 de diciembre de 2006
Y el hombre sólo mira.
Dedicado a la comunidad lésbica de Chile.
El hombre servidor de Hermes
en la muerte,
trae a vivificar las bestias
que le programan y concienten,
deja en los basurales la razón
de las bruñidas escuelas
y solo se dedica a mirar el suelo.
Razón I:
Es irrazonable el desprecio
de tu geometría perfectamente pulida
y calculada en cenos torrentosos,
ombros de derrames, rostro
que entra y sujeta mi totalidad abrumada.
Aquellas pertenecias argumentadas para el despido de los dioses
en interminables secuencias lógicas
se me fueron entumeciendo, se me fueron haciendo
formas , en cuerpo:
y desde ahí no puede combatir mi clon tu baluarte
pues, proscrito, en su lengua salgo aullando tus descensos.
Razón II:
Es trueno estridente:
no pude era eléctrica y espaciosa
reventaba sonidos con un aire de belleza infiel
para el ciervo que bajaba a beberla
con su mirada en suelo.
yo sólo la gozaba en sus hechizos bajos
con su exalante olor a arcilla
y su carne fresca quemandome el vientre ignífugo:
palabras de sí misma.
El hombre solo nos miraba
cuando se fue haciendo polvo y quedamos las dos solas...
Yo me fui haciendo polvo...
Hasta concentrarme en ella
con unas ganas de darme por Da Vinci, una escena crematoria.
mirandolas el hombre dejó de amarse
y quedó atado y condenado a un polvo
de perpetuo gitano.
Heme aquí belleza mía, podrido y sosteniendo
las espinas entre las cienes, mientras las rosas de
Galilea crecen sin mi verbo.
Paulo San Páris.
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