martes, 19 de diciembre de 2006

La traducción del tejido.

El neurópata bajel que en otros años
pudo ser el laurífero escondite de hechizos
y ahora se nos cae como la vida tras la vida,
como visa para Itaca:
No lo es.

Para encontrar la traducción del tejido
es que vamos de isla en isla,
sosteniendo el rito de las copas, los báculos, de expeler fuego.
Los ignícolas no se embrujaron del canto de las sirenas,
y el circo de Circe lavó todos los platos sucios,
llegando a pensar que al teatralizar las sogas
con que se sostenian las miradas en un punto
Homero podía llegar...

Todo termina por el principio.
La condición humana debe esperar
tras la mano millones de recorridos que esperan los peniques
para poder zarpar.

Ahora si traducimos nuestro cuerpo a un lengüaje
de dados y ajedreces sin jugar:
no quepa duda, nuestro bajel celestial de algún modo tendrá que bajar
con la nebulosa eléctrica o las islas leníficas,
para que la especie humana se pudiera atemorizar de la culpa,
que a favor del adelocéfalo nos ha hecho venerar.

Sólo se quiere dormir para nacer sin llorar?...

Los sostenes de mi madre se empiezan a quebrar
el tejido ya no dapara más
a lo lejos, tras el mar, algo quiere llegar.

Eli...Eli..

En el periplo el juego del mundo.
la cruzificción divina o la evolución de mi edad
para llamar a todo llamar.

Y yo que nada fui, sin sexo, sin detalle.
un Telémaco judeo-cristiano, vedme en los dos palos abrazados:
unos años más y este bajel
podría encontrarse con algunas calles
que serán grito de infortunio.
Los perdedores de nadie;
allí estaré por los siglo de los siglos en los gritos,
desarmando y armando la tela de mi madre
para que no se me olvide Nadie.

Paulo San Páris.

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