martes, 26 de diciembre de 2006

Para G.A.P.A

Preámbulo para una cena sin juicio

Este camino
ya nadie lo recorre
salvo el crepúsculo

Basho

I

No es de mi entender bajo
cómo te entregas al maltrato
cómo siendo tu condescendiente
pones la carne con sal aliñada, entre tus dientes
antes que la mente.
De pura sinceridad diré que displicente
es la forma como te engulles tu propia sangre
y con todo, más me pareces un demente;
que es un ser vivo, dices, y se nos dio
para tal efecto,
mas yo te digo, tu seso no halla dolor sufriente
o tu valor está en el frío incorrecto.

Por qué llevas tu cuerpo
a un despacho, a una extensión barata
de carnicero a carnicería
todo y siempre lo conviertes en Rodeo, ¡Qué grosería!
Y usted amigo no se ría
que no es chiste la cosa de la comida.

No eres de carne y hueso, acaso?

No eres la flor del buen sentido de Magritte en Chile
que por su hidalga caballería
fue reconocida por nación cruel, asesina y carnívora;
la sal, la carne y la hiel son tus tres santos, ¡Qué porquería!
Y usted amigo no se ría
que no es talla la cosa de sus comidas.

Un arrollado, un choricito, una prietita
se balancean entre tus pupilas,
gozarán aquéllas de eso, o sólo
las utilizamos nosotros para el llanto
que baja a buscar los trozos del descontento.

Tú y tu carnicentría del desfiguro no tiene límites que la razón guarde
si por ti fuera, Ronald creara cuarenta hamburguesas
de nombre extraño para engullírtelas
aún así no te bastaría, no te saciarías.
Y usted amigo no se ría
no vea a este preámbulo como un jugoso filete,
para tanto da, que se le ha metido la cabeza
tal despreciable deleite.
Se lo digo:
esto de la comida no es chiste
el Mc´ cuanto y el Mc´ cuento
se lo están comiendo vivo:
Ve, ya empezaron por su estómago y su bolsillo
y después, ¡Por Dios muerto!, qué será lo que le sigue el hilo.

II

Los graciosos te inventan una dieta
y un ladrido
y tu de puras "seguras"
quedas más que contenta,
pero compungida, de nuevo, por haberte perdido.
Te inventan un payaso, una cajita, un mundito
para que sigas con las manos en los ojos
por el feroz camino que de carne se hincha y apesta
y te vuelve moribundo
nauseabundo
errabundo
tremebundo
iracundo en el consumir estás, al centro del mundo.

Sácale los ojos a los árboles,
córtale el cuello a los bueyes,
descuartiza vacas, carne, piel, desosa manos e hígados,
pues sólo así te mantienes vivo y contento
encontrándote como cazador en un escenario;
cazador de la majadaría y algarabía.
Y usted no se ría
por mucho que parezca un arlequín,
no es gracioso lo que leo
en esta introducción a la cena de año nuevo.

Ahora sí, todo listo
sírvanse su filete
que yo después les pongo los añillos
del Papa como grilletes
del animal que fue reo
y ahora es su deleite.
El que quiera tragar, que trague,
pero yo no respondo
si en la noche el ser animal lo viene a penar
o crea que está soñando con que
un bufón se ríe en su cara
con un preámbulo que lo quiere, ante todo,
como un buen ser humano, peinar, y no matar.

Paulo San Páris
26/xii/06.



No hay comentarios: